Soy Almudena, tengo 19 años. Desde muy niña solía ser muy reservada y tímida, fui creciendo y poco a poco me fui enfrentando con el mundo de “afuera”. No me sentía muy cómoda con el hecho de ser mujer, no me preocupaba mucho mi apariencia física. Alguna vez una profesora me “confundió” con un niño, un compañero me decía que yo era como un amigo más y mi hermano me preguntaba por qué yo no me planchaba el cabello, no me aplicaba brillo o algo de maquillaje ya que esto me hacía ver “más bonita”. Pues para mi resultaba muy molesto e incómodo cuando un hombre se quedaba mirándome o me decía algunas palabras a la cual llaman “piropos”; este tipo de situaciones me llevaron a sentirme insegura, a vestir lo más reservado posible y a no actuar y pensar cómo se supone lo debe hacer una mujer.

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Me uní al proyecto Una Flor de Piel porque me di cuenta que la ausencia de uno mismo puede llegar a ser desastrosa, porque creo que ya es tiempo de dejar de poner límites, porque ya es tiempo de amarme, de nutrirme, liberarme, de dejar mis miedos y sobre todo amar cada curva de mi cuerpo.